jueves, 20 de diciembre de 2007

EL NUEVO SISTEMA SOCIO-MONETARIO (Por el Dr. John Key, nuestro especialista.)


“Este análisis presenta las categorías lógicas necesarias para un estudio del funcionalismo de la economía. La noción de sistema, al haber permitido integrar con explicación económica factores sociológicos o institucionales posibilita, a su vez, el pasaje de la descripción a la teoría partiendo de cualquier situación determinada en el espacio y en el tiempo. Permite descubrir, a través de las diversidades y de las evoluciones de la realidad, los mecanismos fundamentales de la economía.
Por ello otorga una base de acción más sólida a los responsables de la política económica.”
Joseph Lajugie. Les sistémes économiques.1957.-

Es por eso amigos que estamos frente a las consecuencias de este nuevo sistema monetario imperante. Por qué sistema monetario y no económico o financiero? Muy sencillo de explicar, pero no lo vamos a hacer en esta oportunidad, simplemente nos vamos a centrar en uno de los fenómenos económico-sociales de los últimos tiempos. De estos tiempos sin ir más lejos. La falta de monedas.
Aquí también es dónde se produce por momentos el pensamiento en diagonal aplicado a la tarea psicomonetaria social que nos acompaña día a día.
Tomemos como ejemplo práctico la visita de un transeúnte a un kiosco de golosinas, etc.
El cliente, amablemente, pide unos caramelos sueltos porque necesita cambio para poder así, viajar en colectivo. Se acerca al quiosquero o quiosquera, le pide por favor unos cincuenta centavos de peso de dichos caramelos masticables y se encuentra (de repente) siendo víctima de la histeria colectiva producida por reciente y creciente carencia de cambio chico. Llegada esta instancia, el cliente puede reconocer fácilmente la actitud del quiosquero o quiosquera quien, con poca voluntad y menos solidaridad todavía, le contesta que si no tiene monedas no le vende nada.
Hete aquí la pregunta del milión (gracias Ernestina) que se hace el cliente ante la intempestuosidad del vendedor, en este caso quiosquero o quiosquera:

-Esuchemé un poquito... por qué me tiene que contestar así de mal? No tiene un kiosco usted? –

- Y?-

-Y que es Su trabajo tener monedas, no el mío, si no tiene cambio vaya al banco que ahí le dan, le cambian al toque.-

Tras pregunta anche respuesta, el clima de la relación digamos que se va por los caños. El quiosquero comienza a replantearse su negocio y, a sabiendas de que el cliente siempre tiene la razón, se deja llevar por la ira y la envidia de no poder estar caminando tranquilo por la calle comprando cosas y comienza con el discurso cargado por el resentimiento hacia sui conciudadano:

-Claro, total yo tengo un kiosco y vendo pelotudeces, no? Acá vienen todos con 100 pesos y yo no digo nada viejo... -

Notamos en las palabras del que atiende, cierta insolidez institucional a nivel kiosco, es decir, se siente tambalear los principios sociales establecidos, prácticamente lo mismo que sucede muchas veces a diario en los taxis, remises o automotores de alquiler.
Como experiencia personal, puedo aportar el dato de haber pagado un viaje de 2,50$ (en aquél momento) con dos billetes de 2$ (cuatro pesos en total) y, al reclamar mi peso con cincuenta centavos de vuelto, recibí como contestación la orden directa de que fuera a buscar cambio. Por que? Por que tengo que ir yo si yo no soy taxista?
Finalmente y para evitar una discusión mayor me dirigí a la carnicería de la cuadra con el fin de obtener el cambio necesario para pagar finalmente el viaje, razón por la cual tuve que comprar medio de picada especial, gastando así, más de lo que mis cálculos me habían informado.
Al hacer notar eso al taxista, percibí que me estaba haciendo señas desde el habitáculo de su automóvil, por lo que me acerqué y escuché como me estaba insultando. Acto seguido, salió el carnicero con la cuchilla de cortar medias reces y se terminó el problema. El taxista ataca a su cliente por no tener el cambio justo y, sin embargo, el carnicero lo defiende dando prueba una vez más de que no en todos los rubros existen los mismos inconvenientes socioeconómicos que en general aparecen cuando suceden este tipo de situaciones.
Resumiendo, ya que tengo cosas que hacer y además es tarde, la emisión de monedas está siendo poca y mientras queremos saber que pasó y adónde están las monedas que faltan, seguimos discutiendo con nuestros pares por menudencias, lo cual pone de malhumor y no ayuda para nada a la libre convivencia tanto sea vecinal como zonal o ciudadana.
Deberíamos poner el foco de nuestra cámara imaginaria en este tipo de problemas, ya que suceden mínimamente diez o doce veces por día, convirtiendo así, nuestro tiempo en el empleo de buscador de monedas, ya sea para el kiosco, el supermercadito chino que sino te embocan con algo y/ó el transporte público de pasajeros que, sino tenés monedas, no te podés subir en el caso de los autobuses o colectivos como se los llama en la región sur de nuestro continente americano.
Las palabras de Joseph Lajugie son más que suficientes como para empezar una nueva línea de pensamiento. A tenerlo en cuenta.

Dr. John Key
Connecticut, 1975.

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